Durante siglos, muchos de los productos destinados al consumo humano se basaron en la extracción de materias primas de la Tierra y, en el proceso, liberar dióxido de carbono a la atmósfera. La degradación ambiental resultante llevó a algunas empresas, a finales de la década de 1990 y principios de la de 2000, a responder con compromisos de "neutralizar emisiones de carbono" para evitar una emisión neta de carbono, reduciendo sus emisiones y luego comprando créditos de carbono o plantando árboles. Hoy en día, dada la mayor urgencia del cambio climático, hay un desarrollo aún más dramático: las empresas se vuelven "negativas al carbono" al encontrar formas de extraer activamente el dióxido de carbono del aire y emplearlo en sus productos.
Artículo original: Manufacturing Goes Carbon Negative